Te diluyes en el silencioso cobijo de tu sombra
Mientras te sumerjo en aguas turbias.
Tu transparencia se arrastra por la ciudad.
Me entristece,
me angustia,
me anochece,
me vacía…
No alcanzo a ver en la oscuridad
mi orfandad se queda sin brazos,
descalza,
camina a tientas por caminos húmedos
fríos y empedrados.
Me ato de manos,
me atranco,
me desconsuelo,
me dejo…
Una impalpable brisa
lleva aroma de mi olor en tu piel,
y me diluyo contigo
cuando me rozas barajando mi pelo
-tramposo tahúr-
con el as de corazones en la manga.
Todavía tengo casi todos mis dientes casi todos mis cabellos y poquísimas canas puedo hacer y deshacer el amor trepar una escalera de dos en dos y correr cuarenta metros detrás del ómnibus o sea que no debería sentirme vieja pero el grave problema es que antes no me fijaba en estos detalles. M. Bendetti
viernes, 7 de marzo de 2008
EL JUEGO DEL TAHÚR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario