jueves, 2 de octubre de 2008

...




Pude ver mi deseo brillante,
destellar en el fondo del charco.
En la esencia de sus tiernos ojos
mi aspiración.

Mis manos secas
suplicaban,
y se que estaban sedientas
porque al tocarlo
el agua desapareció

6 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Buen poema.

Tus manos sedientas satisfechas y yo también al leerte.

Besos.

Jesús Arroyo dijo...

Pero eso fue en agua y el agua se evapora. De tu mente, nunca.
Besos.

Anónimo dijo...

... y el deseo se hizo verbo.

Has vuelto con emociones renovadas. Y yo encantado de dejarme embargar por ellas.

Un bico desde esta ciudad que nos acoge.

josef dijo...

A veces los deseos son tan fuertes que evaporan nuestras propias ilusiones. Relájate un poco y vuelvelo a intentar. precioso poema! Un abrazo!

Librería de Mujeres Canarias dijo...

El fondo de los charcos, Mónica, increíble mundo. Gracias por tu poesía.
Un beso,
izaskun

Jorge dijo...

Muy bueno el poema!
Que ganas tenía de volver a leerte...

Besos desde el otro lado del mundo..!