
Gatos, gatos y más gatos
Entraban en la alcoba de Alberti
Mientras dormía
¡Qué suerte Poeta!
¡Qué envidia!
Gritos, Gritos y más gritos
Entran en la mía
Todavía tengo casi todos mis dientes casi todos mis cabellos y poquísimas canas puedo hacer y deshacer el amor trepar una escalera de dos en dos y correr cuarenta metros detrás del ómnibus o sea que no debería sentirme vieja pero el grave problema es que antes no me fijaba en estos detalles. M. Bendetti
Trato de no pensar mientras te abrazo
pero se huele el adiós bajo tu camiseta
esas rayas moradas y azules
se me clavan en la piel
como un tatuaje de dolor.
A ti te tiemblan los labios…
“Joder”
/dices/
“como duele”
y los aprietas
y nacen de tu mandíbula dos caracolas vacías.
En cambio…
Yo regreso al norte de mi cuerpo,
el mío, el de horizontes trémulos,
regreso a la libertad del viento azotándome la cara,
a la vida de un país exótico dentro de un texto,
a la sonrisa de un crío.
Regreso para abrazar la vida por las mañanas
vivir
morir
- /que importa mientras se sienta/-
en las tardes de domingo.
Retorno a mi casa destruida
a plantar geranios rojos en el jardín,
a desordenar mi conciencia acostumbrada,
y ver pasar a los hombres desde el balcón
arrastrando sus ilusiones desatendidas
sabiéndome fuerte desde mi trinchera.
Trato de no pensar mientras te abrazo
pero no encuentro el corazón
bajo mi costilla izquierda…
Mónica Vila
24.07.08